30 de abril de 2010

Toasmonas

Quiero empezar hablando de los adolescentes, de las relaciones con el medio que les rodea, de su nutrición...

  • Estereotipo de la hembra adolescente ‘toamona’ que se lleva todos los mozos de buen ver:
  • Pelo largo, o liso, o con ondas perfectas o recogido con un moño.
  • Tejanos pitillos.
  • Típica camiseta larga blanca con una dibujo en su interior.
  • Chaquetica.
  • Bailarinas, converses o botines (desde la talla 36 a la 39).
  • No muy alta y delgada. Nada de caderonas.
  • Wayors o aviators(a veces o no, auténticas).
  • Ojos claros.

En general, suelen ir un poco de pijinas, todo lo que su economía les permita. Como en todos los casos, hay ‘toasmonas’ y ‘toasmonas’... están las que son modestillas, alegres, otras son inteligentes, otras unas bordes, otras simplemente se lo creen, pero no llegan ni a chonis. Claro, también están las típicas petardas que entran en los baños y se ponen a gritar, mientras tú te estás lavando las manos o retocándote tranquilamente y te empujan hacia el espejo, sin poder casi ni respirar y clavandote el rimel en el ojo o comiéndote el pintalabios.
Las hembras de esta especie, para atraer la atención de los machos, suelen actuar de forma diferente, hablando más alto y sin saber lo que dice, o les dicen por lo bajines (o no) ‘TIOO BUENOOOO’, o puede que solo lo piensen y a los cinco minutos ya se hallan olvidado, o, en el caso de las más pilinguis, ya van preparadas para el momento enseñando chicha (este último caso pertenece a las ‘toamona chonilium’, el citado anteriormente por la vulgaridad que desprenden a la atmósfera, demasiado contaminante).
Si tú eres una ‘toamona’ no pasa ná’, pero que sepas que ser, eres.

Continuando con la nutrición, suelen dejar el plato a medio terminar para “mantener la figura” y no “engordar”. Tantos millones de niños sin nada que llevarse a la boca y nosotros nos permitimos el lujo de tirar comida porque nos apetece -.-“

Veamos que sucede con los machos de dicha especie.

Estereotipo de los ‘toomonos’, los adolescentes machos que tienen todas las hembras que quieran a sus pies:
  • Diferentes cortes de pelo: están los llamados peluca’s, o peloseta’s, o pijos del demonio, o pozuelero’s... Son los que tienen un poco de melenita y que todo el rato se echan el flequillo de lado. Y luego están los de la crestita pequeñica, no muy grande ni llamativa, elaborada manualmente con algo de gomina.
  • Vaqueros con la cintura muuuy baja (si es verano se les diferenciará por los piratas hasta las rodillas, de largura, claro, pero también bajos)
  • Camiseta con alguna frase o dibujo “gracioso” o de marca. Si es invierno, también se les puede observar con un jersey de rombos de diferentes colores).
  • Playeras normales o algo altas, por supuesto, de marca, como Vans, Nike, Adidas, Asics...
  • Al igual que las hembras de su especie, los toomonos también suelen llevar gafas, de marca, los crestita’s suelen tirar más a las Aviator (http://www.cuandoerachamo.com/wp-content/uploads/2009/02/lentes_rayban_aviator.jpg)
  • Diferentes tamaños, todos monísimos (L).
  • Últimamente, suelen llevar accesorios como los cascos de coloriines ^^

Por supuesto que hay difentes tipos de ‘toomonos’ como en el caso de las hembras, hasta chonis muy creídos!
Pero con ese pendiente, hijo mío, ande vas...
Ellos no van juntos al baño como ellas, no tienen que sujetarse la puerta mutuamente. También atraen la atención de las hembras, pero no hace falta que se molesten mucho: éstas irán como moscas a la mierda.
Por su indiferente indumentaria, hay muchos de ellos que te hacen discurrir al verles y preguntarte de qué sexo pertenecerían; si, err... como decirlo... si les gustan más los plátanos que las almejas, por ejemplo.
La nutrición de los machos es completa, no hay complicaciones, pues deben estar fuertes para la atracción hormonal entre ambos sexo

About me, short description

¡Hola! Soy Ireneeee Ruiz Escribano, ¡para serviros!
Deciros que mi vida es parecida a la de truman, el 83.5 % periódico puro del mundo me cae mal, nadie puede quedar por encima de mí, no entiendo ciertos gustos de la gente, me gusta el olor del tabaco aunque no fume, y bueno, no mucho más, mi vida es difícil, con tilde en la i, como lo es explicarla.

Mito de Píramo y Tisbe

Era Píramo el joven más apuesto y Tisbe la más bella de las chicas de Oriente. Vivían en la antigua Babilonia, en casas contiguas. Su proximidad les hizo conocerse y empezar a quererse. Con el tiempo creció el amor.

Hubieran acabado casándose, pero se opusieron los padres. Aunque no les dejaban verse, lograban comunicarse de alguna forma; no pudieron los padres impedir que cada vez estuvieran más enamorados: el fuego tapado hace mejor rescoldo.

La pared medianera de las dos casas tenía una pequeña grieta casi imperceptible, pero ellos la descubrieron y la hicieron conducto de su voz. A través de ella pasaban sus palabras de ternura, a veces también su desesperación: no podían verse ni tocarse. A la noche se despedían besando cada uno su lado de la pared.

Pero un día toman una decisión. Acuerdan escaparse por la noche, burlando la vigilancia, y reunirse fuera de la ciudad. Se encontrarían junto al monumento de Nino, al amparo de un moral que allí había, al lado de una fuente.

Ese día se les hizo eterno. Al fin llega la noche. Tisbe, embozada, logra salir de casa sin que se den cuenta y llega la primera al lugar de la cita: el amor la hacía audaz.

En esto se acerca a beber a la fuente una leona, con sus fauces aún ensangrentadas de una presa reciente. Al percibirla de lejos a la luz de la luna, Tisbe escapa asustada y se refugia en el fondo de una cueva. En su huida se le cayó el velo con que cubría su cabeza. Cuando la leona hubo aplacado su sed en la fuente, encontró el velo y lo destrozó con sus garras y sus dientes.

Algo más tarde llegó por fin Píramo. Distinguió en el suelo las huellas de la leona y su corazón se encogió; pero cuando vio el velo de Tisbe ensangrentado y destrozado, ya no pudo reprimirse: "Una misma noche - dijo - acabará con los dos enamorados. Ella era, con mucho, más digna de vivir; yo he sido el culpable. Yo te he matado, infeliz; yo, que te hice venir a un lugar peligroso y no llegué el primero. ¡Destrozadme a mí, leones, que habitáis estos parajes! Pero es de cobardes limitarse a decir que se desea la muerte".

Levanta del suelo los restos del velo de Tisbe y acude con él a la sombra del árbol de la cita. Riega el velo con sus lágrimas, lo cubre de besos y dice: "Recibe también la bebida de mi sangre". El puñal que llevaba al cinto se lo hundió en las entrañas y se lo arrancó de la herida mientras caía tendido boca arriba. Su sangre salpicó hacia lo alto y manchó de oscuro la blancura de las moras. Las raíces de la morera, absorbiendo la sangre derramada por Píramo, acabaron de teñir el color de sus frutos.

Aún no repuesta del susto, vuelve la joven al lugar de la cita, deseando encontrarse con su amado y contarle los detalles de su aventura. Reconoce el lugar, pero la hace dudar el color de los frutos del árbol. Al distinguir un cuerpo palpitante en el suelo ensangrentado, un estremecimiento de horror recorrió todo su cuerpo. Cuando reconoció que era Píramo, se da golpes, se tira de los pelos y se abraza al cuerpo de su amado, mezclando sus lágrimas con la sangre. Al besar su rostro, ya frío, gritaba: "Píramo,¿qué desgracia te aparta de mí? Responde, Píramo, escúchame y reacciona, te llama tu querida Tisbe". Al nombre de Tisbe, entreabrió Píramo sus ojos moribundos, que se volvieron a cerrar.

Cuando ella reconoció su velo destrozado y vio vacía la vaina del puñal, exclamó: "Infeliz, te han matado tu propia mano y tu amor. Al menos para esto tengo yo también manos y amor suficientes: te seguiré en tu final. Cuando se hable de nosotros, se dirá que de tu muerte he sido yo la causa y la compañera. De ti sólo la muerte podía separarme, pero ni la muerte podrá separarme de ti. En nombre de los dos una sola cosa os pido , padre mío y padre de este infortunado, que a los que compartieron su amor y su última hora no les pongáis reparos a que descansen en una misma tumba. Y tú, árbol que acoges el cadáver de uno y pronto el de los dos, conserva para siempre el color oscuro de tus frutos en recuerdo y luto de la sangre de ambos". Dijo y, colocando bajo su pecho la punta del arma, que aún estaba templada por la sangre de su amado, se arrojó sobre ella.
Sus plegarias conmovieron a los dioses y conmovieron a sus padres, pues las moras desde entonces son de color oscuro cuando maduran y los restos de ambos descansan en una misma turnba.